Spielberg 2014: Paciencia…

Me lo han puesto complicado, por no decir imposible, para encontrar una imagen al uso que encabece este artículo. Los problemas de fiabilidad de McLaren-Honda se quedan cortos comparados con sus problemas de enanos, les crecen todos, los hideputa… Salida trepidante, Hamilton desde una pole desmerecida y Rosberg dispuesto a poner las cosas en su sitio. Y las puso. En la primera curva: ¡Zas! En toda la boca. “Ej que me falló el embrague”, se lamentaba Hamilton. Espera, ¿quién decías que elige los reglajes del embrague?… Ya me parecía.

Nada remarcable por el medio de la parrilla. En la parte de atrás, Alonso hizo una de las suyas: remontó cinco posiciones en dos curvas. Iba camino de la sexta cuando se topó con el coche de Kimi dando latigazos. Izquierda, derecha, izquierda, derecha… ¡Izquierda! Qué mala suerte, justo el lado por el que pasaba Alonso. El Ferrari embistió al McLaren y se le coló por debajo —han rebajado la altura de los morros para que en vez volar cuando colisionan contra las ruedas se metan por debajo cuando pegan de lado, lógico—. El coche Alonso quedó encima del de Kimi —la costumbre—, los dos estampados contra el guardarail y todos con un susto.

McLaren pedía poco para esta carrera. En un circuito de potencia donde el motor Honda aspiraba a poco, con veinticinco puestos de penalización en cada coche, se conformaban con poder probar el nuevo paquete aerodinámico montado en el coche de Alonso. Y ni eso se dignó a concederles la perra fortuna, oiga. Por si no bastase, el bloque motor nuevo que montaba Alonso quedó dañado en el accidente. Así que lo van a tener que cambiar para Silverstone y comerse otra penalización. Nadie va a negar los problemas de fiabilidad que tiene Honda, pero como además todo les pasa a ellos —el día que no se les cuela un plástico de la visera en los frenos, se les mete debajo un Ferrari—, hay carnaza para que la prensa dramatice y los aficionados se rasguen las vestiduras. Así que, permítanme que haga de abogado del diablo: sedatio et tranquilitas… Las cosas en McLaren-Honda van peor de lo esperado, pero mejor de lo que parece. Paciencia.

Paciencia le faltó a Hamilton. Impotente para plantar cara al ritmo que impuso Rosberg, se comió la línea blanca al salir de boxes ganándose cinco segundos de penalización y una dosis de resignación. Durante todo el fin de semana, anduvo a remolque del alemán. Le llovió la pole de casualidad; pero Rosberg puso las cosas en su sitio desde la salida demostrando vuelta a vuelta quién merecía la victoria. Sólo les separan diez puntos. Si sigue la racha, aún rascamos algo de emoción en este campeonato…

Arribabene, el mandamás de Ferrari, también perdió la paciencia. Por una tuerca díscola que le costó el podium a Vettel, arremetió con comentarios de dudosa elegancia e insultos contra todo el colectivo de tuercas y elementas con rosca hembra. La portavoz del colectivo se reserva la opción de emprender acciones legales y remarcó la tendencia sexista de culpar siempre a la tuerca y nunca al buje. Massa aprovechó la oportunidad, gestionando la ventaja y aprovechando la velocidad punta de su Williams, para subirse al podium.

Poco más pasó en una carrera que, una vez más, Pirelli abocó al aburrimiento. Seguro que la cosa resulta más compleja de lo que uno puede barruntar desde fuera; pero se antoja difícil comprender cómo los dos compuestos más blandos ni se degradaban ni agarraban, lo opuesto de lo que deberían de hacer. De entre el tedio, despuntaron Hulkenberg y Bottas junto a las escamuzas entre Verstappen y Maldonado. El alemán, quizás alentado por su sublime victoria el fin de semana anterior en LeMans, firmó un fin de semana brillante. Pena que el Force India no diese para plantar cara al Williams de Bottas. El finlandés remontó hasta la quinta posición y nos dejó por el camino varios de los escasos adelantamientos del día. Hablando de adelantamientos, dado el historial de los protagonistas, me sorprendió que caso Max contra Pastor se quedase en mera escaramuza. El venezolano ha terminado dos carreras consecutivas; para él todo un record.

Siguiente parada: Silverstone. Un circuito donde prima la aerodinámica con una combinación de rectas, curvas rápidas y un sector ratonero que requieren un poco de todo: aerodinámica, frenos, potencia, tracción y piloto. El banco de pruebas perfecto para evaluar —enanos mediante— las mejoras aerodinámicas del McLaren.

Antibiographía

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