Sepang 2015: Amanecer rojo

Después del dominio apabullante de Mercedes en GP de Australia, no creo que nadie hubiese apostado por otra escudería para la victoria en Sepang. Supongo que por eso, después de tantos, sigo madrugando para ver la Fórmula 1, porque uno nunca sabe dónde ni cuando va a saltar la sorpresa. Y la victoria de Ferrari y Vettel en Sepang resultó no sólo sorprendente, sino inapelable.

Ferrari lo hizo todo bien, no sólo con Vettel sino también con Kimi —arrancó undécimo y termino cuarto—. Estrategia perfecta, cambios de neumáticos fulgurantes y un coche que ayer, después de treinta y cuatro grandes premios sin ganar, por fin dio la talla. El SF15-T tenia un ritmo ganador al tiempo que cuidaba las gomas y, por si no bastase, velocidad punta para sacarle los colores a Mercedes. El adelantamiento por velocidad pura de Seb a Lewis en la contrarecta hubiera resultado imposible el año pasado.

Mercedes en cambio perdió los papeles. Leyeron mal la jugada cuando salió el coche de seguridad. No acertaron con los reglajes; tanto Hamilton como Rosberg se mostraron descontentos con el equilibrio del coche que, además, se comía los neumáticos. Malacostumbrados a rodar un segundo más rápido que el resto, idearon estrategias sin criterio que terminaron por cabrear a los pilotos y, por supuesto, no funcionaron.

Además de sacar de sus casillas a Mercedes, el coche de seguridad, lio tal desbarajuste, que el resto pilotos se pasaron la carrera tratando de poner orden. Toda la emoción que faltó en Melbourne la encontramos en Sepang. En medio del lío, vimos a Williams luchar por no perder de vista a los Ferrari. A los Toro Rosso sacarle los colores a Red Bull — mayormente el negro de los frenos de Ricciardo — y dejando claro que el problema de los tetracampeones reside en algo más que en el motor Renault. Nos quedaremos con la dudas de hasta donde hubiese llegado Sainz si no hubiese cometido un error en clasificación. También vimos las primeras decisiones kafkianas de la FIA: penalizaron a Pérez por echar a Maldonado de la pista y a Hulkenberg porque Kvyat no le dejó sitio — ni siquiera el ruso se explica por qué no le penalizaron a él en vez de al alemán — .

La segunda sorpresa del día la dio McLaren. Tanto Alonso como Button…

¡Sí, Alonso ha vuelto! Por fin pudo debutar con el MP4–30. Y lo hizo con una gran sonrisa y desprendiendo una frescura que hacía tiempo que no le veíamos.

A lo que iba: Alonso y Button alzaron al McLaren-Honda desde el fondo de la parrilla hasta los puntos antes de tener que retirarse por problemas mecánicos — Fernando con la refrigeración del ERS y Jenson con el turbo — . Pese al déficit de potencia, pudieron luchar de tú a tú con coches que la carrera anterior le doblaron. Las buenas velocidades en curva y el adelantamiento de Alonso a Pérez, hablan de un chasis que puede dar sorpresas en cuanto el motor Honda termine la pretemporada. La mejora de rendimiento que han dado en dos semanas me parece espectacular. Antes de criticar cambio de Alonso a McLaren, creo que deberíamos preguntarnos si alguno de nosotros, allá por noviembre del año pasado, después de otro anno horribilis y con la que caía en Maranello, le hubiese recomendado quedarse en Ferrari…

Nos vemos en…

… No sé cuando nos vamos a ver, porque mucho me temo que las dos próximas carreras me van a pillar entre aviones y aeropuertos. Haré todo lo posible por verlas en diferido; pero mucho me temo que no llegaré a tiempo para nuestra cita de los lunes por la noche.

Antibiographía

Escribiendo, peleando y otras perversiones