Dubai...

Ocho carriles, ocho carriles en cada dirección. Por las ventanillas del taxi pasan Patrols y Land Cruisers enormes, XXL, copiar y ampliar al 120%, hasta que ese Humby parezca pequeño, y sólo V8s, por favor. Ninguno huele ni suena a diesel. Dentro del taxi el motor tampoco suena a diesel y el aire acondicionado convierte el calor asfixiante en un fresco incómodo. A través del parabrisas, entre una neblina amarillenta de polvo fino y árido, crece la silueta de Dubai. Decenas de rascielos se alzan del desierto sin transición suburbana ni aviso previo. Cualquiera de esos monstruos se convertiría en un hito arquitectónico en cualquier ciudad europea; en Dubai pasan desapercividos los uno entre los otros. No sólo desapercibidos, sino empequeñecidos y avasallados por una magnificencia y enormidad de 830 metros.

El Burj Khalifa se alza al doble de altura que cualquier otra construcción en Dubai. Un padre orgulloso e impasible erguido entre criaturas que apenas alcanzan a tocarle la cintura. ¡Un edificio que hace que rascacielos de 400 metros parezcan pequeños! Siempre presente, siempre identificable en el horizonte desde cualquier lugar a kilómetros y kilómetros de distancia. Directa hacia él, dieciseis carriles de asfalto cortan el desierto, plagados de V8s, AMGs, Rolls, Bentleys y autobuses decrépitos atestados de indios y nepalíes que han construido el espejismo.

Un espejismo de rascacielos y autopistas en medio del desierto. Creo que nunca en una semana usé tantas veces los adjetivos enorme, descomunal, ridículo e innecesario. Un espejismo enorme, descomunal, ridículo e innecesario. Un templo al exceso capitalista construido para coches y consumidores. Construido con petrodólares occidentales y mano de obra barata —o esclavizada— importada de Asia. Más de la mitad de los rascacielos de Dubai se encuentran vacíos, ninguna empresa los ocupa, ninguna familia dibuja vidas en ellos. En los enormes enorme, descomunales, ridículos e innecesarios centros comerciales de Dubai...

... Enormes, descomunales, ridículos e innecesarios hasta el punto de tener acuarios del tamaño necesario para que vivan, entre otros bichos, un banco de atunes y un cardumen de tiburones, o una pista de esquí, o el esquelto completo de un brontosaurio, o una catarata de cuatro pisos de altura, o todo junto...

... Centros comerciales, decía, donde puedes encontrar una tienda de cualquier marca imaginable; ninguna tiene más mercancía o variedad que sus equivalentes Europeas. Dubai vende su petroleo a occidente y compra a occidente cualquier cosa enorme, descomunal, ridícula e innecesaria que mantenga la ilusión de riqueza, que enmascare el empobrecimiento cultural.

En Dubai occidente compra petróleo barato y vende caros servicios y lujos. Nos quedamos con su petróleo y recuperamos los dineros. Supongo que las alternativas de Dubai se limitan a aceptar el timo, disfrutar de las migajas y los Ferraris, o quejarse y darle la bienvenida a las tropas democráticas de liberación pacífica estadONUidenses...

Antibiographía

Escribiendo, peleando y otras perversiones