Montreal 2015: Suspiros y bufidos

Imagino que, al terminar el Gran Premio de Canadá, algunos suspiraron de alivio y otros de bufaron de frustración. El primer suspiro lo dio Hamilton, porque cruzó primero la meta y se quitó la espina —o el medio cactus— que se le había clavado en Mónaco. El primer bufido lo soltó el segundo. Después del golpe de fortuna de la carrera anterior, Rosberg volvió a ir a remolque de su compañero en Canadá. Las normas autoimpuestas en Mercedes —1. el que va delante cambia neumáticos primero, 2. tienen que usar los dos tipos de gomas en el mismo orden— , limitan cualquier opción estratégica de que se planten cara en la pista. Aunque quizá pasase desapercibido, sospecho que la frustración de Rosberg comenzó el sábado durante la clasificación, cuando su ingeniero de pista le dijo que no se preocupase, que tenía montado un juego de neumáticos “malo” y el siguiente tocaba “bueno”. ¿Neumáticos buenos y malos? Esto me recuerda a ciertos comentarios del año pasado, hechos por Alonso entre otros, sobre variaciones inconsistentes entre juegos de neumáticos. A lo mejor, en vez de tocar las narices todos los años con cambios en el reglamento, los mandamases de este circo deberían de asegurarse de que algo tan fundamental como los neumáticos tengan la calidad y consistencia que deben.

Más suspiros: Bottas. El finlandés por fin volvió al podium. Desde donde seguro que pudo oír el bufido de su compatriota. Repitiendo la hazaña del año anterior, Kimi volvió a hacer un trompo en la horquila, esta vez le costó el podium, y volvió a quejarse del mapa de motor. Parece que el Ferrari sigue dando picos de par cuando no debe.

Después de sus debacles el sábado, Vettel y Massa también suspiraron aliviados. Décimo sexto y décimo séptimo se convirtieron en los hombres de día. Firmaron dos remontadas impecables para terminar quinto y sexto, justo por detrás de sus compañeros de equipo. Por el camino, nos dejaron algunos de los adelantamientos del día.

Alivio también para Maldonado. ¡Por fin! Contra todo pronóstico el venezolano logró terminar una carrera esta temporada. Esta vez, la frustración en Lotus le tocó a Grosjean. Con un movimiento estúpido marca de la casa, el francés arruinó su carrera y la de Stevens. Pinchazo y penalización para el francés, cambio de alerón y frustración para el inglés.

Frustración también para los Toro Rosso y los Red Bull. Las rectas de Montreal pusieron en evidencia la falta de velocidad punta y potencia del motor Renault. Si acaso, sólo Sainz sintió una pizca de alivio. Volvió batir a Verstappen y, quizá más importante aún, le comió la tostada a Ricciardo, en la pista, de tú a tú.

Hablando de bufidos y frustración, la palma ayer se la llevó McLaren-Honda. Todos sabíamos que el trazado canadiense iba a resultar el peor del año para las características actuales del MP4–30, pero la im-potencia llego al extremo de ni siquiera darles a Alonso y Button opciones de luchar con los Sauber y Toro Rossos. El asturiano lo bufó por la radio: que no se jugaban nada, que le dejasen divertirse y que ya ahorrarían combustible cuando rodasen solos. Por si no bastase con “parecer amateurs”, sendos problemas con el escape obligaron a retirar ambos McLaren. Tras la carrera, tanto Alonso como Button volvieron a poner al mal tiempo buena cara. Afirmaron que, pese al lamentable espectáculo, el McLaren sigue mejorando. Insistieron en que todo va en la dirección adecuada. Nos recordaron que para próxima carrera llega la primera gran evolución, aerodinámica y de motor, que debería de ponerles a la estela de Ferrari y Williams. Siguen pidiendo paciencia y confianza y en el proyecto de McLaren-Honda en este año de renovación y transición. Un servidor confía y recomienda cautela con las espectativas para Austria. En el A1-Ring también prima la potencia. Con evolución o sin ella, tampoco va a resultar territorio confortable para el MP4–30.

#BeliveInMcLarenHonda


Imagen: Editada a partir de un original de McLaren.com.

Antibiographía

Escribiendo, peleando y otras perversiones